domingo, 29 de noviembre de 2009

Despedidas… Y la última de ellas

Saludos a tod@s quienes tengan a bien pasearse por estas líneas, pues definitivamente es un placer sentir que de alguna forma puede ser que, sin habernos visto nunca, mi paso por este mundo dejará una huella en tod@s ustedes.  Dios quiera que así sea, y que sea para bien.

RIP Este año ha estado lleno de despedidas…  Unas más contundentes que otras, desde luego.  Patrick Swayze (¿quién no lo recuerda de la película Ghost?), Farrah Faucet (protagonista nada más y nada menos que de la serie original Los Ángeles de Charlie), Michael Jackson (siempre el Rey del Pop).

Más íntimamente diría que en mi vida han habido algunas despedidas que me han marcado de una forma u otra.  Momentos que han causado un quiebre “antes de…” y “después de…”.  Algunas han sido despedidas por convicción, otras han sido forzosas y fuera de mi control.

2-13-04 sad goodbyeY aunque puedo decir que tengo una visión de la vida bastante más práctica (o si se quiere pragmática) que los demás, no significa que no me duela tener que despedirme…  Sin embargo, creo firmemente en que cualquier despedida es, en el peor de los casos, temporal.

Cuando alguien se va de viaje, nos despedimos y, en la mayoría de los casos, lloramos… Nos entristecemos porque sentimos una pérdida…  Y es que así es como nos han enseñado a sentir las despedidas, ¿de qué otra forma podríamos verlas entonces?

La muerte, como despedida que es, no es excepción.  Y desde casi cualquier punto de vista espiritual va a tender a ser una mejora en la situación de la otra persona…  Sin embargo, lloramos, nos frustramos y hasta nos peleamos con una entidad superior (llámese Dios, Buda, Dalai-Lama o como sea que lo llames), la naturaleza, la justicia y cualquier otra cosa o persona que se nos atraviese porque sabemos que vamos a extrañar a quien de una u otra forma se aleja.

so_hard_to_say_goodbye[1]1Y es que si lo vemos en profundidad, descubriremos que esos sentimientos negativos no son causados en sí por la partida del otro ser, sino por nuestro egoísmo (visto como esa parte de uno que busca satisfacer las necesidades propias por encima de las de los demás), que se da cuenta que no podrá seguir satisfaciendo la necesidad de tener a esa persona a su lado.

Como yo lo veo, cuando una persona (o, mejor dicho, un cuerpo) muere, la persona (el alma) asciende (considerando ciertas creencias).  Veamos 2 puntos de vista bastante comunes…

sm_stairway_to_heaven El Cielo:  si cuando la persona muere, va al Cielo, donde no hay dolores ni enfermedades y todos viven felices por siempre en un ambiente de amor sin igual en El Paraíso original…  ¿Por qué debería entristecernos que un ser amado vaya a tal sitio?

reincarnation La Reencarnación: si, por otro lado, creemos en la reencarnación y de algún modo pensamos que el ser amado aprendió algo durante su paso por este ciclo, entonces quiere decir que va a comenzar una nueva vida con nuevos aprendizajes y un estado de conciencia más elevado… ¿Deberíamos llorar y sentir frustración por la ascención de una persona a la que decimos amar?

En ambos casos, para mí, la respuesta es un contundente NO.  Sin embargo hay situaciones que pueden acrecentar estos sentimientos encontrados y hacer que los generados por miedo, odio y frustración se manifiesten con más frecuencia.

Cuando no estamos plenamente tranquilos con el último encuentro que tuvimos con quien se ha ido, la angustia, las culpas y el remordimiento pueden hacer presa de nosotros y por esta razón digo aquí y ahora que perder energías y tiempo en pelear y sentir rencor es totalmente inútil, cuando de seres amados se trata, debemos simplemente querer, conversar y negociar…  Cualquier tipo de sentimiento negativo, sólo consumirá tiempo para quererse.

La frase del día:

¡Si nuestra amistad depende de cosas como el espacio y el tiempo, entonces, cuando por fin superemos el espacio y el tiempo, habremos destruido nuestra propia hermandad!

Pero supera el espacio, y nos quedará sólo un Aquí.

Supera el tiempo, y nos quedará sólo un Ahora.

Y entre el Aquí y el Ahora, ¿no crees que podremos volver a vernos un par de veces?

Juan Salvador Gaviota – Richard Bach

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