miércoles, 7 de agosto de 2013

Ser hijo. Ser hombre. Ser Padre.

Vaya la de cosas que aprende uno.  Cómo se van entendiendo, y hasta repitiendo, algunas de las frases que tanto salían de los labios de papá y mamá.

Vaya si hay cosas que hubiera hecho distintas, como lo hago ahora y otras en las cuales admiro profundamente a esos “viejos” que hicieron un trabajo tan bueno con las herramientas que tenían, que no sólo llegué a dónde estoy, sino que tengo la conciencia suficiente como para tratar de hacerlo todavía mejor de lo que lo hicieron ellos.

Se entiende el “amor incondicional”. Se entiende el amor sin esperar nada a cambio, más que una sonrisa.  Ya podías conocerlo, pero no lo entendías.  Ahora sabes qué es, cómo es y por qué es.

Y es que eres hijo y cuando tratas de ir hacia atrás más años de los que recuerdas sólo te queda suponer que algo bueno tuvo que suceder para que estés aquí.  O preguntar y dejar que tus “viejitos” te llenen una que otra tarde de historias de cómo te mecían para dormirte, o cómo te bañaban, o que una vez rompiste tal o cual cosa y le provocó matarte, pero cuando te vio la cara de dormido sólo pudo decir: “No pasó nada, eso es algo material. Tú estás bien y eso es lo importante”.

Eres hombre, tienes pareja y piensas en tener hijos.  ¿Piensas en tener hijos?  ¡JA!  Pues sí.  Lo piensas.  Lo hablas una y otra vez con tu pareja.  Un día se deciden.

De pronto la prueba.  Y nueve meses después tienen un ser diminuto, completamente indefenso que depende 100% de dos personas que tomaron (o no) la decisión de traerlo al mundo.

Collage embarazo parto

Es hora de ser padre.  Y en 9 meses de paternidad he aprendido una que otra cosa.  Aquí les dejo algunos de los puntos que considero más importantes:

  • Todos los bebés son distintos.
  • Dale todo el amor que puedas, nunca será demasiado.  Bésal@, mímal@, abrázal@, acarícial@. Más temprano que tarde esos gestos regresaran a ti multiplicados por el amor de esæ bebé.
  • Háblale siempre.  Que sepa que le prestas atención.  Después de todo, fuiste tú quién l@ trajo al mundo.
  • El tiempo es muchísimo más importante que el dinero.  Si dejas de darte un lujo por pasar una hora más con esæ bebé que necesita escuchar tu voz, no te arrepentirás más adelante.
  • Mantén el contacto. La piel completa es el órgano del tacto.  Acuéstal@ en tu pecho, siéntal@ sobre tus piernas, cuello, espalda. Siéntanse mutuamente. Que sólo con rozar una parte de tu piel tu bebé sepa quién eres y que estás allí para él (ella).
  • Tu bebé no sabe de cómo te fue en el día, no sabe de tu estrés, no sabe si tu jefe es un gran idiota.  Cuando llegues a casa, suelta el lastre del trabajo, sonríe y disfruta de manera genuina de cada momento con tu familia.
  • Los bebés siempre imitan. Si tu bebé constantemente está rodeado de abrazos, besos y expresiones de cariño, eso es lo que reflejará hacia el mundo. Si lo que ve son peleas y gritos, entonces la violencia será forma de vida.
  • Ve el mundo a través de sus ojos, no le grites porque agarra un cable, llama su atención con algo más colorido y enfoca su curiosidad en algo más seguro para que juegue. Tu bebé sólo quiere aprender de todo. Todo le da curiosidad, todo es nuevo, todo es un  mundo completo lleno de sensaciones y sabores que vale la pena explorar.
  • durmiendoenmipechoNo vas a aplastar a tu bebé si duerme contigo. Es un mito hasta donde sé, nacido alrededor de la edad media cuando la hambruna era tal, que una nueva boca que alimentar podía acabar con una familia y la solución era, por salvaje que parezca, simular un aplastamiento por parte de la madre o el padre y quitarle la vida al niño más indefenso (el recién nacido) en favor de que los otros tuvieran suficiente para comer. Dormir con mi bebé es una de las experiencias más fantásticas que conozco. Sentir su olor al dormir, escucharla respirar, despertar porque hay una manito que te está tocando el rostro, buscando tus ojos, o porque sientes un peso sobre tu pecho y cuando entreabres los ojos, te das cuenta que es tu bebé apoyando su cabeza y parte de su cuerpo sobre ti para mirarte o despertarte con una conversación en una lengua que no entiendes, pero que conoces bien, el lenguaje de esæ bebé.  Todo eso hace que lo que ahora conocemos como colecho valga la pena.  Sin mencionar que dormirás más y mejor al igual que tu bebé.

Algunas de las cosas que he aprendido me han hecho admirar más a mis padres y ser más agradecido, porque con sus virtudes y sus defectos, los que me tocaron, a mis ojos lo hicieron bastante bien.

Para quienes esperan o tienen hijos, espero que puedan aprovechar estos datos.  Para los que no, piénsenlo muy bien.  Un(a) hij@ es una responsabilidad inmensa. Y es nuestro compromiso con el mejor futuro que todos queremos.

Saludos para tod@s y gracias por dedicar este tiempo a un rincón que hoy es tan suyo como puede ser mío.

Palabras de Sabiduría:

Tener hijos no lo convierte a uno en padre,
del mismo modo en que tener un piano
no lo vuelve pianista

Michael Levine