Es increíble, cómo hasta las féminas caraqueñas han perdido todo rasgo de femineidad al tratarse de entrar en un vagón del Metro de Caracas. Porque no quiero ni hablar de los ya extintos caballeros que se levantaban del asiento para que una dama (sin importar su edad o condición física) se sentara en el mismo.
Es un espectáculo casi dantesco ver cómo, a empujones, entran y se arrojan sobre el más cercano incauto que se vea aparentemente más enjuto y, definitivamente, pacífico que ellas mismas.
Sin embargo, lo que más sorpresa causa es que dentro de toda la falta de la mínima educación, respeto y sentido común, resulta que a la mayoría de l@s abusad@s y por supuesto a l@s abusadoræs el asunto les parece gracioso.
El comportamiento bestial, que según la mismísima Real Academia significa brutal o irracional, que demuestra la masa de seres (ya no sé si calificarlos de humanos) que se desplaza de un lado al otro de la ciudad día a día parece digno de un rebaño de bueyes escapando de una jauría de lobos.
Será que algún día Venezuela (y Caracas en particular) volverá a ser un lugar de personas educadas y caballerosas que demuestren que Caracas puede llegar a ser “La sucursal del Cielo”? Habrá que verlo, por los vientos que soplan, seguirá bajando más y más hasta ser no más que la entrada al último infierno.
Que Dios nos proteja y abra los ojos de quienes tienen a l@s futur@s caballeros y damas en sus manos; padres y maestros.