Bienvenid@s una vez más. Esta es la introducción a una nueva sección de este blog, que seguramente me hará la tarea de abordar ciertos temas, mucho más cómoda y amena. Diario será la sección donde escribiré basado en mi vivencia de un día en particular de mi vida, o quizás varios, que haya representado un hito, un punto de quiebre entre pensamientos, esquemas, ilusiones o simplemente hechos.
Hay días estupendos, otros buenos, días regulares, algunos malos y esos en los que uno piensa: “Hoy no debí pararme de la cama”.
Tod@s hemos pasado por muchos de estos días, a veces entendiendo la lección que supone tal cosa, otras veces, caminando rapidito a ver si así la mala racha queda rezagada.
En ocasiones nos cuestionamos si es que el Universo está muy ocupado arreglando un agujero negro o si Dios está entretenido jugando con las figuritas diminutas sobre el mapa terráqueo. La verdad es que poco termina importando porque al cabo de un tiempo, cuando la tormenta haya pasado, estaremos seguros de que el Universo conspira en nuestro favor, de que Dios está de nuestro lado y que la Ley de la Atracción es tan válida como la de la gravedad.
Todo esto tiene algo que ver con la fe. Con el simple detalle de creernos capaces de aguantar estoicamente los embates y altibajos de nuestra vida a fin de llegar a ese sitio tan añorado que llamamos felicidad.
Pero ya muchas veces lo he dicho, la felicidad no es un destino, es un camino por el cual debemos transitar. La felicidad no es un estado absoluto, sino una pila o batería, un acumulador que se va llenando con cada buen momento que vivimos y aprovechamos.
Algunas veces nos llegan malas noticias, una tras otra, sin descanso, sin pausa, sin mediaciones. Sólo van apareciendo, mientras uno aguanta los golpes emocionales que ellas imprimen sobre nuestra psique. Como un ariete que intenta derribar la puerta de entrada al castillo de nuestra mente, se abalanzan y tratan de conseguir una grieta por donde invadirnos.
Pero de pronto, un ejército surge de las entrañas de nuestro propio ser, cuando apenas un par de frases elevan nuestro espíritu por encima de cualquier dificultad.
Tranquilo, mi amor. Todo va a estar bien.
La fe en todo su esplendor, el amor con todo su regocijo, la fuerza máxima que mueve al Universo afianza esa puerta y los invasores no pueden sino retroceder al saber que cualquier acción a partir de este momento es totalmente inútil.
A ti, madre, que cumpliste años hace unos días (sólo diré que uno más porque la edad de una mujer no debe decirse) quiero darte las gracias por haber dicho esas palabras cada vez que las necesité. A ti, papá, que también lo has hecho, un millón de gracias por haber estado allí en esos momentos en los que desgarrada el alma, amenazaba con dejarme junto a las lágrimas que emanaban de mis ojos. A ustedes, mis amig@s… L@s que han estado allí para consolarme, para apoyarme, para señalarme mis errores cuando ha sido necesario, Soy muy afortunado de contar con tod@s y cada un@ de ustedes.
Y a ti, mi amor. A ti que te has embarcado en esta aventura de vida conmigo. A ti que me has abrazado en momentos de desesperación y tristeza. A ti, que me das la certeza de saberme amado, que puedes convertir cualquier espacio en nuestro hogar, porque mi hogar es tu corazón, y donde sea que estemos juntos, allí y justo allí será mi hogar… A ti te digo con lágrimas en los ojos, que no hay mayor maravilla en mi vida, que tenerte a mi lado.
Palabras de Sabiduría
Hay hombres luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay otros que luchan muchos años
y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida,
esos son los imprescindibles
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