Creo que en el mundo no hay premisa tan falsa como el título de este artículo. Toda decisión genera una explosión que afecta nuestro entorno.
En la vida, es inevitable causar daño con nuestras decisiones, de no ser así no existirían las lágrimas y nadie lloraría jamás por un dolor emocional. Pero la verdad es distinta. La verdad es que nuestras decisiones afectan un área completa que nos incluye, porque ni nosotros mismos somos capaces de volvernos inmunes a tal cosa. Sin entrar en situaciones extremas, lo vemos cada día.
Alguien en algún sitio decidió mudarse a vivir solo, porque ya trabaja y quiere independizarse de sus padres… Y sus padres estarán orgullosos de verlo crecer, pero sin duda alguna sufrirán el dolor de esa pérdida durante un tiempo. Y él mismo, dudará, le hará falta comer con ellos, le harán falta los abrazos de la madre y las charlas con el padre. El(la) vecin@ que nunca le dijo que estaba enamorad@ de él (ella) se deprimirá porque dejo ir al amor secreto de toda su vida…
El daño colateral de su decisión los afecta a todos… Ya sea que se vea o no…
Pareciera simple física… Acción y reacción… Una decisión es una fuerza en un sentido, y todo aquello que toque generará una fuerza en sentido opuesto. Y es que es naturalmente así… Incluso en quien toma la decisión. El ser humano es un animal de costumbres, y cuando las cambiamos, nos sentimos desorientados, perdidos, sin encajar bien en ningún lado.
Sin embargo, así como somos animales de costumbres, también somos el organismo mas adaptable del planeta… Eso es lo que nos hace tan maravillosos y capaces del cambio.
Luego es necesario decir que somos nosotros mismos los que debemos decidir dejar de aferrarnos a esos dolores… No es mi cama. No es mi habitación. No es mi urbanización… Ni siquiera es mi ciudad… Estoy sol@… Todo aquel que haya tomado una decisión de cambio en su vida habrá sentido una o varias de estas premisas como una verdad absoluta…
Pero debemos superar cada obstáculo… Uno a la vez, para poder llegar a sentirnos bien con nosotros mismos. Hay que pensar en logros, en aprendizajes, en todo lo bueno que tuvimos y que podemos conquistar de nuevo. Porque los cambios no son más que el comienzo de un nuevo capítulo.
Nada hay más gris que el balance entre la felicidad y la tristeza que producen ciertas decisiones. Pocas cosas son tan difíciles de evaluar, dado que no son blancas o negras, son de un gris tan intermedio que pretender ver con claridad el futuro cuando el cambio comienza es una misión casi imposible. Por eso mientras más importante sea el cambio de rumbo en nuestra vida, más pensada debe haber sido la decisión que lo generó.
Palabras de sabiduría:
Decisiones, cada día
alguien pierde, alguien gana…Rubén Blades